Cortes De Pelo Que Transmiten Estabilidad (Psicobarbería)
Si nos paramos a pensar “estabilidad” es mantenerse en un cierto equilibrio, o volver a un cierto estado tras padecer una perturbación. Ya sea en la vida, en una forma de pensar o actuar sustentando una constante en el espacio/tiempo que es la vida y como peculiaridad del buen camino o de la idea subyacente del bien que la mayoría tenemos.
La estabilidad es algo que nos atrae a los humanos, y que nos resulta más sano y provechoso en la vida desde el punto de vista psicológico y antropológico. Estar rodeado de personas estables supone poder avanzar o construir de manera constante; cosa imposible si estas rodeado de personas que son inestables, irascibles o poco constantes con las que es difícil terminar un proyecto común. Por ello, nos encaminamos inconsciente o conscientemente hacía personas que tienen y hacen gala de una cierta estabilidad a medida que vamos madurando intelectualmente y desarrollando nuestra visión crítica de la vida y de nosotros mismos. Nuestro cerebro agradece la estabilidad en los demás ya que así tiene una menor actividad a la larga respecto a esas personas pues confía en su constancia, y no tiene que hacer tantas cábalas sobre ellos al confiar en su capacidad de respuesta para hacer frente a lo imprevisto.
Ser estable es sinónimo de poder mantener la calma, el equilibrio, la proporcionalidad, la formalidad, y de clasicismo o tradicionalismo por tanto. Y en el más amplio sentido de palabra pues sustenta una constante que tiene una manifestación visible como puede ser el vestir o el peinarse y llevar un cierto corte de pelo, barba o bigote. El pelo al igual que la ropa se usa históricamente para representar distintas ideas, valores, estatus o gustos en la sociedad. Y repitiendo éstos patrones una y otra vez se crean y conforman los estilos, las tribus urbanas y las tendencias en las distintas etapas de la historia, y también de la actual.

El capeado de unos 6 a 8 cm peinado es el corte de pelo más largo que permite tener controlado y compactado el pelo siempre y cuando no tengamos mucho volumen, en cuyo caso si logra transmitir estabilidad emocional al rostro de manera inherente y por ser uno de los cortes más clásicos de la barbería o peluquería masculina.
Ser bueno y estable lo ha representado siempre hacer caso a nuestros padres o tutores, en concreto más a nuestras madres que se empeñaban y se empeñan en alargar nuestra niñez lo máximo posible en el tiempo para salvaguardarnos del mundo de los adultos el mayor tiempo posible, y que siempre se ha manifestado en no dejarnos crecer muy rápido. Y a ellas les gusta que los niños vayan repeinados si es posible, con raya de lado, o bien con el pelo hacía delante o hacía detrás dándonos una imagen formal e ingenua que tanto les gusta y tranquiliza en su idea de convertirnos en adultos de bien y de los cuales sentirse orgullosas; llevar el pelo así lo asocian a rectitud en lo moral o ético al mantener el pelo en orden y armónicamente peinado.
Y esa misma idea está arraigada desde hace siglos en nuestra cultura occidental, se ha transmitido de generación en generación y sigue aun hoy en día. De esa imagen, de su concepción intelectual se obtienen la estabilidad en los cortes de pelo y peinados para hombres, es lo que llamamos cortes o peinados clásicos. Y es que tienen historia, asociado un rol, y tradición al punto de convertirse en clásicos pasados los años repitiendo una y otra vez el mismo patrón en busca del mismo significado, en busca de la mejor proporcionalidad, en busca de la mejor proporción áurea con el objetivo de otorgarnos la mejor de las imágenes, la más formal de cara a los demás; más allá de lo que pueda pasar en nuestro interior o de como seamos en verdad. Son estos clichés sociales que se repiten una y otra vez los que hacen que ciertos cortes de pelo, ciertos tipos de barba, cierta manera de vestirse o comportarse transmita unos valores a los demás. Clichés de los cuales muchos se aprovechan socialmente desde siempre. Por ejemplo cuando alguien se peina con raya de lado al estilo clásico barbero, los demás sobreentendemos inconscientemente que es alguien confiable y que despierta una cierta formalidad o rigidez en valores morales o éticos; por eso algunos tiburones con traje intentan aprovecharse de ese cliché para engañar a ingenuos que creen en las apariencias a primera vista sin valorar la coherencia del conjunto. Los mayores depredadores (sociópatas y psicópatas) suelen llevar traje, corbata y un corte y peinado muy estable y confiable que transmite a los demás esa estabilidad teórica a primera vista.

“El corte clásico o tradicional” tiene unas cuantas variantes en cuando al largo de la parte superior y al contorno ya que se puede llevar desde una disminución, a un sombreado o a un fade. Y es probablemente el corte más tradicional y estéticamente equilibrado de todos. Es como la navaja suiza de los peluqueros y barberos, ya que a todo el mundo le queda bien y siempre da buena imagen a quien lo luce por lo equilibrado que resulta su proporción. Es un corte que sobrevive al devenir de los tiempos por algo, es el más versátil y áureo de todos los cortes de pelo para hombre y seguro nos sobrevivirá a todos nosotros con certeza.
Con todo, hay cortes, y cortes de pelo; hay formas, y formas de peinarse; algunas transmiten formalidad, valores tradicionales y otras todo lo contrario. Por norma la estabilidad se manifiesta cuando el pelo esta peinado, controlado, compactado y ajustado a las formas naturales de nuestro rostro y cabeza, vamos lo que conocemos como un estilo clásico, ese mismo casualmente que nuestras madres nos intentan imponer cuando somos pequeños. Es como en el vestir, donde ir de traje no es más que una representación para aparentar tener un cierto estatus social o económico, o una supuesta seriedad que por alguna extraña causa nos han hecho creer en occidente. Pero más allá de su sinsentido la cuestión es que la mayoría piensa y cree que uno cuando se viste, se peina, se corta el pelo o la barba de una cierta manera transmite unos valores. Es una cuestión puramente subjetiva basada en clichés sociales occidentales que no se dan en otras culturas como pude ser en ciertos países de Africa, en la Antártida, en el Amazonas u otras sociedades menos occidentalizadas … y aunque estos clichés no tengan ningún rigor científico, la cuestión es que nuestra sociedad funciona así por ahora. Las empresas, las parejas, y la sociedad suelen buscar ese perfil, pues les despierta esa confianza en la posible trayectoria que pueden tener juntos si se unen; por ello al final uno suele claudicar y adaptarse, pues somos seres sociales los humanos, y como tal buscamos integrarnos siempre en algún grupo. Y quien mejor entiende o más rápido ese mensaje, más rápido puede llegar a la meta si sabe que valores transmitir, ya que la vida es una competición se mire como se mire. Compites por trabajos, por amistades, por parejas… frente a otros que pueden aportar a los demás lo mismo que tú o incluso más, y sólo ganaras cuando seas más convincente o auténtico que los otros a la hora de transmitir ciertos mensajes al subconsciente de los demás, esos que llegan al sistema límbico dónde surgen las emociones, el estado de ánimo, el placer, la conducta… Saber qué transmites es una gran ventaja evolutiva, es como saber que ritual has de hacer en el reino animal para conquistar a tu pareja o situar mejor tu nido para que los depredadores no acaben con tu progenie.

“El corte clásico anglosajón” seguramente sea el corte de pelo más clásico de caballero por excelencia. De un acabado impoluto pero sólo apto para hombres de pelo lacio o con muy poco volumen. Sin duda el corte más elegante para hombre y el que más estabilidad transmite tradicionalmente.
Así que cuando busques un trabajo, o causar una buena impresión a alguien que transmita esa estabilidad… al final recurrirás a ciertos cortes de pelo clásicos: capeado de entre 6 a 8 centímetros, corte clásico o tradicional ya sea en disminución, sombreado o fade dónde la parte superior sea eso sí siempre peinable de lado, o bien hacía atrás o hacía delante; y por último estaría el corte clásico anglosajón. Respecto a las barbas se buscan que sean igualmente clásicas en su cuidado pero renovadas o que se lleven actualmente ya sean hipster urbanas, comerciales, media victoriana o de ejecutivo y sigan, eso sí, las líneas formales establecidas ya en la época victoriana y dónde se siguen las líneas naturales del rostro, buscando la mejor proporción áurea, y la mayor de las compactaciones y formalismos en la etiqueta social. Al igual que en los bigotes o perillas lo pintoresco despierta otras ideas en el subconsciente colectivo occidental alejadas del todo de la estabilidad en lo referente a clichés sociales. Pero eso ya es tema para otros artículos de psicobarbería.
Ismael, The Barber
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